sábado, 5 de octubre de 2019

Hija, hijo: yo te creo

-Mamá, deberíamos ponerle llave a mi cuarto. 
-No, Cami, tenés apenas nueve años, ¿acaso tenés algo que esconder? - Pregunta la madre desconcertada mientras continúa viendo la televisión.
-No, pero... necesito privacidad. -Insiste la pequeña.
-Sos muy chica, ya tendrás tiempo en la adolescencia. -Le responde sin despegar los ojos de la pantalla.
-Ojalá tuviera un hermano menor muy molesto, así tendría una excusa, siempre me hacés lo mismo ¡te odio! -Dice mientras, alterándose, se aleja y cierra con furia la puerta de su habitación.

La madre no comprende por qué su hija había cambiado tanto, ¿acaso estaba celosa porque ella se volvió a casar? desde ese momento se había vuelto agresiva, lloraba siempre y constantemente pedía estar sola.
Hace aproximadamente una semana la habían llamado de la escuela, le había gritado a un maestro.

-Camila, ¿por qué hiciste eso? Es el colmo que me tengan que llamar por tu mal comportamiento, siendo que yo me esfuerzo y trabajo todo el día para darte lo mejor.
-¡Es un tonto! ¡Los hombres son malos! -Grita mientras frunce el ceño.
-¡Estás castigada! Una semana sin ver la televisión. ¡Y ahora te vas a tu cuarto! ¡Tenés que aprender a respetar a los mayores!

Es un día cualquiera y la niña llega de la escuela, tira la mochila en el comedor y sin escuchar a su madre, quien le dice que la levante, se encierra en el baño y comienza a llorar.

-¡Podés levantar la mochila! -Le grita desde atrás de la puerta- Hija... ¿estás llorando? -Le interroga intentando calmar su ira.
-¡Andate mamá! ¡Como hacés siempre! Si me vas a dejar sola de nuevo con Mariano andate de una vez. -Le responde con la mirada empañada de lágrimas.
-Cami, tengo que trabajar y lo sabés, él todavía no consigue un trabajo y tengo que ayudar para que podamos comer, Mariano es una buena persona, te cuida, te hace la comida y...
-¡Basta! -La interrumpe- ¡No quiero saber nada con vos!

La madre, sin entender lo que pasa se aleja y llama a una amiga, quien le dice que es normal, que está muy consentida y todavía no acepta que ella sea la que lleva el dinero y tenga que salir dejándola con alguien que no es de su familia. La madre asiente mientras escucha con atención los consejos de su amiga, cuelga y saluda a su hija, quien no le responde y luego se va a trabajar.

Mariano llega a la media hora y la niña está en su habitación jugando con las muñecas, él abre la puerta, la mira por unos instantes en silencio sin que ella lo sepa y luego la saluda.

-Estamos solos... tu mamá ya se fue.
-Ya sé... -Le dice sin dejar de mirar a las muñecas.
-¿Sabés? Estoy un poco cansado... ¿puedo sentarme con vos?
-Ya estás sentado... -Lo mira de reojo y su atención vuelve en el juego.
-Tenés razón... vení, sentémonos en la cama.
-No, no quiero, estoy jugando.
-No me hagas enojar... -Le dice mientras comienza a levantar la voz.
-¡No quiero jugar con vos! -Su mirada parece asustadiza y la voz le comienza a temblar.
-Tu mamá dice que me respetes, que me obedezcas ¡y esto es una orden!

La toma del brazo y de un solo empujón la acuesta en la cama, la niña, entre sollozos le dice que no pero sus oídos parecen no escuchar, ataja sus movimientos tomándola de ambos brazos y comienza a besarla. No siente las patadas que la niña intenta dar, y tiene su rostro sobre el de ella, impidiéndole gritar.

La niña sabía muchas cosas, en la escuela le enseñaban a leer, a sumar, restar... sabía un poco de historia y otro poco del medio ambiente pero su sabiduría no le bastaba para entender lo que le estaba sucediendo.
Aún con lágrimas corriendo por sus mejillas abre su diario íntimo y escribe lo que le sucede...

"Querido Diario... ya no quiero jugar más... no me gustan los secretos... me duele... tampoco quiero tener novio, él me dice que lo somos pero yo no quiero. Quisiera poder encerrarme cuando él llega a casa pero mamá insiste en que soy muy pequeña... mejor escribo mañana... porque ahora estoy muy triste..."

Los días pasan y cada vez se vuelve más retraída y solitaria, duerme poco y cuando lo hace, se despierta transpirando y llorando, aunque nunca cuenta sus pesadillas.
La madre, comienza a pensar en que alguien le está haciendo daño... ¿bullying? ¡O quizás era el maestro! ¡Por algo ella le gritó!
En la escuela la directora le comenta con certeza que nadie se burla de ella y que con ese maestro, apenas tienen una hora a la semana y además, está acompañado de otra profesora.
Preocupada, entra al cuarto de su hija y ve sobre su cama el diario íntimo. Lo toma con ambas manos y lo abre. Estupefacta lee lo que su pequeña niña describe en aquellas hojas, la llama y le pregunta.

-¿Qué hacés con eso? ¡Es mío no tenés derech...! -Grita la niña.
-Hija... -La interrumpe- ¿quién te lastima?
-Nadie, es un cuento...
-Sé que nunca hablamos de esto, porque creía que eras muy pequeña... pero hay partes privadas que nadie debe tocar ni ver...
-¿Nadie?
-Nadie... ¿te acordás cuando te dije que no vayas nunca con un desconocido?
-Sí...
-Bueno... me faltó contarte que no solo ellos pueden ser malos...
-¡¿Cómo?!- Pregunta sorprendida.
-Hay conocidos, incluso familiares que también lastiman... y eso no es amor, ¿sabías que hay secretos que hay que contarlos? Aquellos secretos que te hacen sentir mal, por ejemplo...
-¿Y yo podría contarte un secreto así? ¿no vas a pensar que estoy loca, no?
-No, no pensaría eso, porque te creería. Sé que no sos capaz de mentirme... -Invita a su hija a acercarse y la abraza, le besa la frente y continúa...- ¿me querés contar?
-Es que... es que Mariano... él... me lastima... -Tartamudea- Me toca eso que decís, mis partes privadas, y se saca la ropa, no me gusta mamá, no me gusta... -Las lágrimas hacen una maratón por su rostro y la respiración se agita- y no solo es eso, mamá, me dice que no te cuente nada, ¡que no me creerías! pero vos me creés, ¿verdad?

Aquellos ojos verdes miran a su madre esperando una reacción de la misma, quien solo se dedica a llorar con ella y repetirle "yo te creo".

Aquel hombre tuvo que abandonar la vivienda y ambas pusieron una denuncia ante las autoridades. Una psicóloga le explicó a Camila lo que había sucedido y ella de a poco va dejando de llorar, de gritar y de enojarse... Y sobre todo, ya no quiere estar encerrada.

Depositaron su confianza en la justicia de la Argentina, no saben qué pasará con aquel ser sin escrúpulos pero la madre sí sabe algo, y es que nunca más dejará que toque a su pequeña y sobre todo, que nunca se es chico para saber que nadie lo debe lastimar.

13 comentarios:

  1. Bello y triste relato.. las madres debemos cuidar a nuestros hijos, creerle y sobre todo, ver con mucho cuidado a quien entra a nuestras vidas, nunca sabemos ni nunca se deja de conocer a la persona...

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  2. Hola Mica sos una chica muy linda yagradable. Te haria mi novia xd :)
    Suerte linda

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  3. Siempre creerles siempre. Los niños no inventan semejantes cosas.en cambio hay adultos tan crueles y manipuladores .son monstruos disfrazados de señores .sos una ángel Mica al igual que mi pequeña y tantos niños.Tu valentía y generosidad al no quedarte sólo con el.dolor y.transformarlo en amor al ayudar y alertar a los demás dios y la vida te lo van a recomenzar.

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  4. Mica, he llorado al leer la historia, ojalá todas las madres reaccionaran así con el "yo te creo".pero... muchas reaccionan de manera violenta en contra de sus hij@s, descalificando su sentir y minimizando los hechos.
    Te abrazo con el alma.

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  5. Muy triste y nos deja mucho para reflexionar.

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  6. Hola Mica, que triste realidad que viven muchos niños. Recién empecé a leer tu blog, trabajo en un proyecto social de niños en Guatemala y tristemente muchos han sido víctimas de algún tipo de violencia.

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  7. Tengo dos niñitas preciosas, y las creeré siempre

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  8. Parece mentiras q uno como mamá no note extraño a sus propios hijo.. hay muchas alertas para entender q algo está pasando ... Soy mamá y todos los días le pregunto a mi hijo como le ha hido en su dia.. cuando no está a mi lado y conversos mucho con el ... No descuidemos a nuestros hijos ... Mica dios la bendiga y eres toda una guerrera ... Saludos

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  9. Infinitas gracias, por ayudarnos a pesar del dolor. Un abrazo enorme

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  10. Hola, a mi mi mamá no me creyó,

    Hace 2 años decidí romper el silencio, y no hay día en que mi madre no me tache de mentirosa y ponga en duda mi palabra.


    Pd. Mamá yo también quisiera que esto fuera una mentira. Te quiero

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  11. Esto me hizo regresar al maldito pasado, hace unos años no aguanté más por que mi propio esposo me chantajeaba con decírselo a mi madre, y me armé de valor y se lo confesé y lo que me dijo ella fué que lo olvidara, no sé por qué no la ví sorprendida, esperaba más de ella, la amo pero hay veces que siento desprecio por ella cuando se preocupa demasiado del mal parido de mi padre, les confesé a mis hermanos para que cuidaran a sus hijas de ese hijo de puta y pareciera como si no les hubiese dicho nada. Odio mi vida

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