La mamá de Jimena estaba muy nerviosa con la pandemia, su hija de tan solo seis años sufría de asma y temía que se contagiara por lo que la pequeña no salió en ningún momento de la casa para no exponerla.
-No hija, no podés acompañarme al supermercado, ya sé que los chicos pueden acompañar a los padres pero es mejor que te quedes así estás más segura, te traigo un chocolate, ¿te parece? -le decía cada vez que debía salir para que la pequeña no insistiera.
Le parecía normal que quisiera salir a donde fuera, habían pasado meses desde la última vez que había estado en la calle y seguro estaba aburrida y cansada. Pero tenía que entender. Lo hacía por su salud.
Le enseñó a lavarse correctamente las manos, a usar alcohol en gel con frecuencia y se encargaba de desinfectar absolutamente todo antes de que llegaran a las manos de la niña, cada uno de los productos que traía del supermercado tenían que estar lo más limpios posible.
El papá de Jimena comenzó a trabajar de forma virtual por lo que se encargaba de cuidar a la niña cuando era necesario.
-Mamá, extraño la escuela -le confesó la pequeña mientras se acostaba y la mamá estaba a su lado para leerle un cuento.
-¿En serio? ¡pero si decías que la odiabas! preferías jugar en casa.
-Sí pero papá trabajaba afuera y podía jugar a otras cosas, él no es divertido y siempre dejás que él me cuide, pero no sabe jugar.
-Sí mi amor, porque yo tengo que trabajar sí o sí afuera, hacer las compras... las cosas están muy mal y me da mucho miedo que pudieras enfermarte, tenés que entender que te estoy cuidando, en casa estás segura de ese virus malo que tanto te asusta.
-¡No, no me asusta! -responde enojada.
-¿Entonces por qué llorás tanto cada vez que hay más casos y se extiende la cuarentena? -pregunta confundida.
-Porque papá me dice que mientras el virus malo siga él va a estar en casa para jugar conmigo cuando no estás, por eso prefiero jugar en la escuela con mis compañeros y no con papá, él solo quiere jugar a las cosquillas y a los novios, me da muchos besos pero no me gustan mamá, no son como tus besos antes de dormir, no entiendo mamá, ¿por qué hay que sacarse la ropa para jugar? ¡hace frío todavía!
Muchos niños, niñas y adolescentes están encerrados con el enemigo, hay que aprender a protegerlos de cualquier peligro, aunque se encuentre en casa. Muchas veces la seguridad no se encuentra en el hogar.