jueves, 5 de junio de 2014

Entre los niños y los adultos, los adolescentes...

¿Somos niños? No. ¿Somos adultos? No. ¿Entonces qué somos? adolescentes, pequeños para algunas cosas, grandes para otras... una de las etapas más complicadas de la vida, en las que más necesitamos la compañía de un adulto que sea capaz de hacernos mejorar cada día como persona y enseñarnos de a poco a sobrevivir en este mundo estando completamente solos. ¿Y si no está ese adulto, qué pasa? así empiezan los problemas en los adolescentes, las confusiones, la desorientación, la desinformación, las malas influencias hace que vayamos por mal camino y nos guiemos por personas de nuestra edad que tienen los mismos conocimientos que nosotros, si a la vez, ellos también están solos nos unimos y nos ayudamos entre todos pero sin saber qué es lo que tenemos que hacer realmente.

Comienzan las obligaciones, estas van aumentando a medida que vamos creciendo, pero eso no quiere decir que tengamos que dejar la diversión de lado y empezar a comportarnos como una persona adulta cuando no lo somos, tampoco como si fuéramos niños, en la adolescencia entendemos un poco más cómo es la vida realmente, las personas malas, los que se aprovechan de los demás, los problemas del país, etc.

Trato de no juzgar a los de mi edad por su comportamiento sino que me intereso más en el porqué de su situación... me planteo preguntas como ¿por qué son así?; ¿les pasó algo en específico?; ¿tienen a un buen adulto al cual imitar o aprender?

Tenemos tiempo para ser adultos pero no para ser adolescentes, a qué edad termina esta etapa no lo sé pero hay que vivir el presente y tratar de divertirnos ahora que podemos, hacer el ridículo, experimentar, explorar, aprender de las cosas buenas y malas que nos suceden.
Siempre nos quejamos del colegio, no queremos ir ni estudiar pero cuando seamos adultos al igual que ahora cuando decimos "extraño ser niño/a" diremos "quisiera ser adolescente una vez más, compartir con mis amigos en el colegio y reírnos de los profesores, en fin, pasarla bien".
Que los problemas nos hagan más sabios, que las risas nos hagan más felices para así no decir de adulto "ojalá hubiese disfrutado mi adolescencia".