sábado, 26 de junio de 2021

El lenguaje

 Siempre quise hablar en otro idioma,

expresarme en un alfabeto desconocido,

decir lo que tenía dentro y permanecía escondido,

conseguí cantar en japonés,

y llorar y maldecir en portugués, 

agradecer y soñar en italiano, 

y hablar quizás para quien entendía, un poco de inglés.

Mientras gritaba lo que sentía en francés,

hasta que mi idioma se convirtió en mudez

y el silencio se fue apoderando de mi ser,

y mis palabras estaban en español,

pero jamás salían de mi interior, 

el lenguaje del silencio jamás tuvo traductor. 

En lengua de señas pude expresar mi temor

y en braille expresar todo el dolor,

pero mis sentimientos continúan 

todavía deambulando en el aire de mi habitación.


jueves, 11 de marzo de 2021

La herida necesita ser curada, no tapada

Toma un cuerpo pequeño, a veces uno inmenso,

una edad corta, o una avanzada,

y te sumerge de a poco en el infierno, 

convenciéndote de que es lo mejor y lo correcto,

tu mundo se hace trizas, todo es incendio,

obligándote a vivir en un universo paralelo.

Primero te observa y después se decide,

arrastra sus garras por fuera y por dentro,

te toma del cuello, te habla lento,

y su voz son tempestades que invaden tus sentidos,

te acaricia el cabello,

y todo se quiebra, y todo cae, 

abraza tus extremidades 

y estas ya no sienten, desaparecen.


Te mira a los ojos y tu mirada se apaga,

te besa en los labios y tu voz es silenciada,

con sus manos recorre tu cuerpo,

dejando en cada lado una marca, un hueco.

Primero acaba con tu mente, con tus sueños,

destrozando la confianza, sembrando miedos,

te modifica la idea que tenías sobre el deseo,

ya nada más importa que un peso, o un hueso.

Luego prosigue con lo que se observa en tu reflejo,

transformando en agua inquieta al espejo,

llenando con el mismo líquido tu liviano cuerpo.

Te jura que te va a gustar y te pide silencio,

al principio hay dolor, luego hay premio, 

aguantando la respiración, tragando el veneno,

quebrantando algo más que el organismo,

convirtiendo la carne en hielo.


Por fuera una sonrisa mientras se pueda aparentar,

hasta que las secuelas se comiencen a notar, 

y tengas que mentir y robar,

ocultando los golpes y protegiendo

a quien lastima en verdad, 

buscando alimentos que calmen la ansiedad,

que llenen el vacío emocional,

que causa el callar, el fingir, el aguantar. 

Te priva de lo necesario para vivir,

y tus fuerzas se esfuman como el polvo en el aire

mientras te deja débil y en la cama,

sin energía para luchar o hablar, 

vas a perder, solo queda soportar,

anestesiar la mente y rogar escapar.

Te consuela la soledad, 

en ella no hay gritos, solo paz, 

una pastilla más, otro clonazepam.

Olvidando la decepción y calmando al corazón,

que aun cansado y sin motivos,

late como si estuviera en una maratón,

anhelando quizás, también escapar del dolor, 

el mismo que ambos denominan "amor",

en el nombre del padre,

en el nombre de la perfección. 


Este escrito lo compartí únicamente con mi psicóloga y ahora con ustedes. A ella no le expliqué absolutamente nada, solo se lo pasé por mail. Mi objetivo al sentarme y volver a expresar lo que siento mediante la escritura era poder poner en palabras de una vez lo que me estaba sucediendo para lograr entenderme, y para eso me hice una pregunta: ¿qué me duele en estos momentos, el dolor del abuso o pasar por un trastorno de la conducta alimentaria? y llegué a la conclusión de que ambas cosas estaban en mi mente y luego siguió la siguiente pregunta: ¿cómo me afecta cada una de esas vivencias a nivel físico y mental?

Así surgió este escrito, mezclando las secuelas de ambas cosas pude darme cuenta de cuánto en común tenían, a quien abusa no le importa la edad como tampoco al trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Ambos hacen que sientas que tu cuerpo no vale nada, destroza tu mente, tus sueños, acaba con todo hasta dejarte sin fuerzas para poder luchar. 

Es un poco el contexto que puedo darles para que puedan entender un poco más este escrito, volviéndolo a leer después de mi explicación creo que se entiende un poco más cómo pasar por una situación traumática nos cambia la vida para siempre, por mucho tiempo intenté tapar el dolor pero solo volvió haciéndome sentir exactamente igual de miserable. Lo mismo pasa con las adicciones, relaciones violentas, insomnio, pesadillas, ansiedad, fobias, depresión... si no sanamos aquello que nos pasó y simplemente queremos olvidarlo esos sentimientos van a volver y de forma más intensa. No podría dar otro consejo más que permitirnos sentir y atravesar el duelo, pasando por cada una de las etapas, no importa cuánto tiempo dure, la herida necesita ser curada, no tapada.