En un rincón tranquilo de una ciudad bulliciosa, existía un hogar llamado "Los Girasoles", donde vivían niños que por distintas circunstancias habían perdido la posibilidad de crecer con sus familias biológicas. Aunque oficialmente se conocía como un "hogar de acogida", para los niños que residían allí, simplemente era su casa temporal mientras esperaban que alguien llegara a cambiar sus vidas. Entre los pequeños que llenaban los pasillos con risas y ocasionales travesuras, había cuatro niños cuyas historias se entrelazaban en la esperanza de encontrar una familia. Marcos, de diez años, había llegado al hogar tras perder a sus padres en un accidente de tránsito. Aunque su corazón cargaba con una tristeza silenciosa, su energía desbordante y sus bromas constantes lo convertían en el líder de las travesuras del grupo. Sofía, de ocho años, tenía una mirada intensa y determinada. Había sido llevada al hogar debido a la incapacidad de sus abuelos ancianos para cuidarla...