miércoles, 21 de agosto de 2019

Promesas

¿Qué sería de mi vida si las promesas fueran reales? ya no hablo de simples: "contás conmigo" o "voy a estar siempre", porque, ¿quién cree en eso ya? me refiero a algo que va más allá de jurar una amistad eterna. Fueron promesas que parecían serias, no sé si fue inocencia o ingenuidad pero creí en cada una de ellas, hasta que se fueron sumando más y más a la lista de "quizás" y fue ahí que dejé de confiar. Pero, si no existiera la mentira, ni cambiaran de opinión, ni me ilusionaran a lo tonto, ¿qué sería? lo primero que se me viene a la mente es la cantidad de países que conocería, desde mi sueño de ir a Brasil hasta de visitar otro continente, tendría además un libro, una exitosa fundación y entrevistas en la televisión donde el morbo no estaría, tendría un espacio terapéutico para contar lo que siento, un montón de amigos y jamás estaría sola... pero como nada de eso fue cierto acá estoy, con cientos de mensajes emocionantes que nunca llegaron a nada.

Una vez me contactó una mujer desde Estados Unidos, su mensaje era diferente a los demás, me estaba ofreciendo la posibilidad de ir a su programa para contar mi historia de vida. Entré a su perfil y vi que compartía todos los lujos que tenía, quizás esta vez no me estaban mintiendo, tenía incluso una página verificada. Me reí sola al pensar que tal vez se refería a participar de forma online, pero de todas formas le respondí y me explicó que ella me pagaría el pasaje, la estadía y que incluso me llevaría a conocer el lugar. Que vivía cerca de Disney y que yendo en auto le quedaba cerca para llevarme a conocer ese lugar tan mágico para algunos. Sinceramente, jamás me llamó la atención, ni Disney, ni Estados Unidos. Pero por dentro me estaba emocionando, porque sería salir del país, y si bien detesto el inglés, iba a ser divertido que hablaran en otro idioma. Me empezó a explicar de qué trabajaba, diciéndome que le iba muy bien y que quería que me despejara un poco al menos por unos días, no es el país soñado en lo absoluto, pero, ¿qué perdía con seguirle la corriente? ¿la confianza en los demás, quizás?
Pasaron los días y me escribía en mi perfil de forma pública que dentro de poco me daría noticias y que estaría en su programa, eso me daba cierta seguridad de que quizás sí pensaba hacer semejante gasto y me ilusioné otra vez. Agradezco no haberlo hecho público yo también, moriría de la vergüenza en este momento. Obviamente cambió de opinión a los pocos días y tiró su programa a la basura porque no había tenido éxito, tirando también los pocos días de ilusión que me había hecho tener.

Pero esa desilusión solo me estaba preparando para las miles de promesas que jamás se iban a cumplir que venían... y más dolorosas que un viaje. No creo que valga la pena dar detalles, muchos al leerme van a pesar que era más probable recorrer todo el mundo gratis, pero esas promesas no me las dijeron por medio de un chat ni era algo muy imposible. Me lo dijeron en la cara, llorando. Puse la poca confianza que me quedaba en bandeja para que la terminaran de destruir.
Y me quedé esperando... ya no un libro, ni un viaje, ni cartas, ni dibujos, ni invitaciones, ni regalos... porque eso sabía que no se iba a cumplir, porque solo son palabras bonitas. Me quedé esperando lo que no entendía y juraban que alguna vez lo haría, y sería feliz para siempre.
Me siento engañada, estafada, como cuando creí que el pakistaní en verdad me iba a pagar tres mil dólares por publicidad cuando en realidad me quería robar la página, me siento estúpida, porque creo en todo cuando llego al grado máximo de la desesperación. Pero a veces me olvido, de que las promesas no son reales.

En otra ocasión una psicóloga se ofreció a darme terapia de forma gratuita, sí, así como leen, yo tampoco lo podía creer hasta que hablé por teléfono con ella, como una hora, parecía tan dulce, tan buena persona, tan segura de sus palabras que me sentía feliz porque realmente no le podía pagar la terapia pero parecía no interesarle el dinero sino que yo estuviera bien. Fue la primera y última vez que hablé por teléfono con ella. No hubo explicación, a la semana siguiente me quedé esperando el horario de la terapia online por horas hasta que me escribió diciéndome que no iba a poder charlar conmigo. Y después solo veía mis mensajes y nunca más me respondió.
Ayer le escribí, meses después, para decirle que no juegue con las ilusiones de los demás, yo ya estoy medio acostumbrada a que me fallen pero otras personas no. Ni bien envié ese mensaje lo vio. No se demoró ni un segundo. No esperaba su respuesta sino que me leyera así que procedí a bloquearla. Espero que ya no siga por la vida ofreciendo su falsa ayuda y después desapareciendo, porque hace mucho daño.

Muchos me dirán que era obvio lo del viaje, incluso lo de la terapia gratis, que es como creerse que ganamos un iPhone por ser el visitante un millón, pero hubo otras promesas más simples, más sencillas pero llenas de valor para mí, esas fueron una carta, un dibujo, para demostrarme de que en verdad me querían, pero solo confirmaron lo que ya sabía, estoy sola. Porque esas hojas jamás llegaron.

¿Cómo confiar de nuevo sin dudar? Una vez leí que la idea de enlazar los meñiques y jurar algo para después no cumplirlo significaba que esa persona debía de cortarse el dedo, no sé si sea cierto, pero si realmente se cortaran el meñique al no cumplir algo, el mundo entero estaría con cuatro dedos en una mano.
A veces digo que no me afecta nada y que una desilusión más es solo para la colección y que da igual, pero ahí hasta yo me estoy mintiendo, porque duele no poder confiar en la gente, dicen que es mejor sorprenderse que desilusionarse, pero, ¿cómo le explico esto a esa parte de mí que todavía sí quiere confiar?

4 comentarios:

  1. Tranquila. Confia en quien todo lo puede y encomendate a El para todo. Y te va a guiar y secar tus lágrimas

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  2. No toda la gente miente, ni hace promesas que no puede cumplir entiendo que te hayas topado con un monton de gente de porqueria que solo queria "ganar algo a travez tuyo o de lo que te paso,digo que entiendo porque tambien soy una sobreviviente y tampoco confiaba mucho en nadie, pero hace poco encontre una psicologa que me creyo y prometio que iba a ayudarme,y lo esta haciendo, y estoy volviendo a tratar de creer en la gente aunque no soy tan ingenua.

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  3. Lamento mucho que tanta gente hable (o hablemos) por hablar. En la vida hay qué tener codig de honor y debe incluir hablar con verdad y que nuestras palabras signifiquen algo y no sean solo palabras vacías. Me encantó este escrito. Tan triste y a la vez tan verdadero. Necesitamos reflexionar.

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