Necesitamos niños seguros, no acomplejados. Muchas veces al saludar a un niño a quien no veíamos hace tiempo se nos pasa por la mente algo más que un simple "hola", agregando comentarios innecesarios y en su mayoría, hirientes. Un niño vio a su padrino luego de no haberlo visto hace meses, él lo saludó de forma amistosa y el niño le devolvió el saludo y la sonrisa, sonrisa que desapareció cuando su padrino empezó a hablar. -¡Qué grande estás! ¡Estás más gordo! hay que aflojarle a los postres, ¿eh? ¿mucha coca-cola? -dice entre risas y despidiéndose. Lo que para aquel hombre fue un simple saludo amistoso para el niño fue una puñalada. La médica le había dicho, estaba subiendo de peso debido a los medicamentos para controlar el asma, pero de a poco iría mejorando, con deporte y comiendo de forma saludable, como lo estaba haciendo, solo era cuestión de tiempo y de animarlo a que hiciera actividades para mejorar su condición física y a su vez, que también sean divertida...