Ir al contenido principal

El día en el que mi perro fue mi héroe: Bony, la mascota que nadie deseaba tener

 

Para mi cumpleaños número doce le pedí de regalo a mis padres un perro. Ya podía hacerme cargo de él y cuidarlo como lo merece, sabía perfectamente que no era un juguete pero tenía la suficiente edad y responsabilidad para poder adoptar una mascota. Lo que no sabía era cómo se invertirían los roles. 

Después de tanta insistencia mi madre aceptó darme el regalo que tanto deseaba. No era un cachorro tierno y pequeño como lo imaginaba, no parecía un peluche ni me generaba mucha confianza acariciarlo. Lo reconocí al instante, era el perro de mi vecina, el que todos odiaban y nadie quería adoptar. Ella llevaba tiempo intentando conseguirle un hogar ya que decía no tener más espacio, lo cual claramente era una excusa para sacarlo de su vida. Era un perro inmenso y mi madre creyó que podríamos darle una mejor vida ya que teníamos un patio grande en donde podría correr y jugar, no era lo que esperaba pero desde ese momento decidí que lo cuidaría como a nadie. Lo llamé Bony. Su dueña anterior jamás le había puesto un nombre a pesar de que tenía años viviendo con ella, sin duda no había tenido una buena vida pero estaba segura de que yo podría cambiar su destino. Debía darle una oportunidad. 

Para mi fiesta de cumpleaños invité a mis amigas de la escuela y todas estaban ansiosas por conocer a Bony y sacarse fotos con él, pero al verlo, pidieron si por favor lo podía dejar en el patio ya que les asustaba y temía que su forma de jugar tan brusca terminara en algún accidente. 

Con el paso de los meses fue cambiando, no precisamente su apariencia de perro que desea atacar a lo primero que se le cruce sino que ya se dejaba por lo menos acariciar sin querer defenderse, entendió que en la casa nadie le haría daño. Ya no era el mismo perro agresivo que me dieron en mi cumpleaños y eso me alegraba mucho, de a poco le iba teniendo más confianza y él a mí también. 

Todos los años en las vacaciones de verano nos vamos a visitar a diferentes familiares que están lejos, en esta ocasión decidimos ir a la casa de mis tíos que viven en otra provincia. Nunca me gustó la idea de ir al campo, se decía que no había buena conexión a Internet y sentía que iba a morir del aburrimiento, pero me alegré al saber que Bony también estaba invitado ya que tenían mucho espacio. Me tranquilicé al saber que mis vacaciones no serían tan aburridas con Bony a mi lado, podríamos correr mucho más que en el patio. 

Una vez en casa de mis tíos puse mis cosas en lo que sería mi cuarto durante una semana y debido a que mi perro no estaba acostumbrado a dormir afuera lo alojé en mi habitación. Todos eran muy amables, mi tío Javier me sorprendió con muchos regalos que me fascinaron, sabía que amaba la lectura y eligió los últimos libros sobre ciencia ficción para que los leyera durante las vacaciones, mi tía Clara cocinaba riquísimo y los postres, sobretodo los que tenían chocolate, eran un manjar. Mis primos ya eran grandes y no vivían ahí pero en un par de ocasiones los pude ver y también fueron muy amables con nosotros. 

La casa era más grande de lo que esperaba, mi cuarto estaba muy alejado de donde dormirían mis padres y me aterraba levantarme de noche para ir al baño, aunque la presencia de Bony me ayudaba mucho. 

Mi tío cada vez era más cariñoso conmigo, me decía que era su sobrina favorita y yo estaba feliz de que me haya elegido a mí, a pesar de conocernos tan poco. Me regalaba vestidos hermosos y le encantaba sacarme fotos con diferentes vestuarios, era muy divertido estar con él. Mientras posaba con las flores y me acostaba en el césped mi tía hacía sus postres, sin duda los pasteles de chocolate eran su especialidad.

Mi tío Javier empezó a tener más confianza conmigo y con el paso de los días nos empezamos a contar más y más cosas, me sorprendió escucharlo decir que mi tía ya no le gustaba como esposa, parecía una pareja perfecta, él solía decir que ya estaba vieja y amargada, que tenía que aprovechar yo que estaba en la mejor edad para disfrutar de la vida. Me preguntó si alguien de la escuela me gustaba o si tenía novio, mi respuesta fue negativa, mis compañeros de la escuela solo querían jugar a los videojuegos y todos me parecían tontos, él se rió y dijo que tenía razón y que por eso debía de buscar a un hombre más maduro. ¿Un hombre? pero si tenía doce años, yo estaba bien así. 

El último día en la casa de mis tíos transcurrió normal, me desperté temprano escuchando a los gallos, fui a desayunar y luego a jugar con Bony para que gastara energía y luego de noche me dejara dormir. Agradezco que no haya gastado toda su energía. 

Era de madrugada y Bony seguía despierto, me traía sus juguetes y quería que lo lanzara lejos para que lo fuera a buscar, yo ya estaba agotada y solo deseaba que se durmiera para que a su vez, me dejara dormir a mí. No ladraba, sabía que dentro de la casa estaba prohibido pero sí estaba más insoportable de lo normal, corría de un lado a otro con un hueso de juguete que tenía, se subía la cama y bajaba corriendo, saltaba por todos lados, parecía un cachorro. 

Cuando por fin se aburrió de insistir y que no le hiciera caso se quedó en un rincón acostado, pero sin dormir. Aproveché su tranquilidad y resignación para cerrar los ojos.

Me desperté al sentir algo sobre mi rostro.

-Bony basta, volvé a acostarte -dije con un tono autoritario aún con los ojos cerrados.

-Tranquila sobrina, soy yo -dijo mi tío susurrando. Apenas podía ver un poco su sombra por la escasa luz que entraba por la ventana. 

-Tío, ¿qué hacés acá? todavía no es hora de levantarse -le respondí intentando que mi vista se acostumbrara a la oscuridad para ver bien y entender qué estaba sucediendo - ¿pasó algo? ¿mis papás están bien? -pregunté preocupada.

-No, mi amor, todos están bien, solo que es tu última noche y no podía dejar que te fueras sin decirte que sos mi sobrina favorita y que me gustaría ser el primer hombre en tu vida. 

Al intentar hablar puso su mano sobre mi boca y me pidió silencio, sabía que esto no estaba bien y que corría peligro, sin duda no era quien decía ser y no tenía buenas intenciones. Cuando se subió a mi cama no supe qué hacer, ¿debía gritar? ¿pedir ayuda? era una casa tan grande que nadie me escucharía, ¿podría defenderme? ¿salir corriendo? 

Mientras avanzaba mil cosas pasaban por mi mente hasta que me dejó hablar y decidí solo decir una palabra, un nombre. Bony. 

Al instante escuché cómo se levantaba y sus patitas venían hacía donde estaba, mi tío comenzó a ponerse más agresivo y Bony entendió esa señal de peligro, se subió con toda la fuerza que tenía a mi cama y comenzó a ladrar y a morder a mi tío, él intentó defenderse dándole una patada pero mi gran amigo era más ágil, cuando logró que Javier se fuera de mi cama Bony se quedó sentado a mi lado mostrándole sus enormes dientes que tanto me asustaron al verlo por primera vez, el escándalo fue tan grande que mis padres entraron a mi habitación y vieron todo al encender la luz. 

Mi pequeño y gran héroe quitó su máscara de animal peligroso y se acostó a mi lado, lloraba desconsoladamente y no dejaba de temblar y Bony puso su cabeza sobre mi hombro y lo abracé mientras le decía como de costumbre: "buen chico". 

En mi cumpleaños me asustaba su tamaño, pero jamás creí que eso me salvaría la vida, le temía a su fuerza, a sus dientes, a su aspecto, temía que un día enloqueciera y decidiera morderme, que perdiera el control, nunca hubiese imaginado que quien perdería el control y sería un peligro iba a ser un humano, un familiar, alguien en quien confiaba. Bony había ido de hogar en hogar, lo echaban por su energía que parecía nunca terminarse, porque los niños le tenían miedo, porque no era agradable a la vista o simplemente se aburrían de él. 

Muchas veces en mi vida escuché que se expresan de las personas malas diciéndoles "animales", sigo sin entender el motivo, si un animal fue quien me salvó. Agradezco haberle dado una oportunidad de ser parte de nuestra familia, porque cuando más lo necesité él no dudó ni un segundo en protegerme. Ahora entiendo por qué no se quedó en ningún hogar, era demasiado bueno como para estar en un lugar en donde no lo iban a querer y cuidar como lo merece.  

Comentarios

  1. Que maravillosa historia con un gran final feliz. Me arrancaste una gran sonrisa. Gracias bella.

    ResponderEliminar
  2. Que maravillosa historia con un gran final feliz. Me arrancaste una gran sonrisa. Gracias bella.

    ResponderEliminar
  3. ������ Me ha gustado mucho!

    ResponderEliminar
  4. Hermosa historia! Ojalá cada niño abusado tuviera semejante amigo a su lado ...

    ResponderEliminar
  5. Hermosa historia! Ojalá cada niño abusado tuviera semejante amigo a su lado ...

    ResponderEliminar
  6. Hermosa historia! Ojalá cada niño abusado tuviera semejante amigo a su lado ...

    ResponderEliminar
  7. Ojalá todas las niñas tengan un Bony en sus vidas!

    ResponderEliminar
  8. Amo a los animales son almas puras, bonito relato

    ResponderEliminar
  9. Los perros son tan fieles que dan la vida por sus humanos! Que bueno que estaba contigo

    ResponderEliminar
  10. Por fin un final feliz.Aunque agridulce, ojalá siempre acabaran todas las historias así. Los niños se merecen amor y protección.

    ResponderEliminar
  11. Buen perro entienden xq los niños nonsedejan con nadie 👍

    ResponderEliminar
  12. Gracias Bony! Gracias Mica! Un abrazo!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¡Presta atención a los dibujos de tus hijos!

La mayoría de los niños suelen dibujar muy a menudo, es su manera de expresarse, de contar cómo se sienten, qué hicieron en las vacaciones, a qué jugaron... pero no siempre los dibujos son de arcoíris y flores, hay muchos que como personas adultas los vemos y sabemos que algo no anda bien. ¿Será que está imitando algo que vio en la televisión? ¿será un dibujo de terror? ¿o estará dibujando lo que no puede poner en palabras? Muchas veces es su única manera de contar lo que sucede cuando están pasando por una situación de abuso o maltrato. Si los dibujos o juegos de tus niños te llaman la atención, no dudes en preguntarle: "¿qué quisiste dibujar? ¿quién es esta persona? ¿qué está haciendo?" y ante la más mínima sospecha de que puede estar siendo víctima de abuso es sumamente importante ir con un especialista. A veces ellos piden ayuda a gritos pero somos nosotros quienes no sabemos entender el lenguaje que tienen ellos y su manera de expresarse, por lo tanto:  Tengamos en...

Secuelas del abuso: mi experiencia con la anorexia nerviosa

Año 2020. En mi peso más bajo:  "Tengo hambre" me decía para mí misma en un llanto desconsolado. Pensaba en la gente que me llama desagradecida porque teniendo la heladera llena estaba torturando a mi cuerpo privándolo de comida sin ver la cantidad de personas que pasan hambre porque realmente no pueden comprar comida, y también pensaba en que ellos no entienden nada y en que tampoco quería ni podía explicarlo, porque tenía hambre y mi mente no podía pensar en otra cosa. Los minutos pasaban y mi desesperación iba en aumento, el llanto no cesaba y solo podía pensar en el kilo de helado que habían comprado el día anterior o en el pote de dulce de leche sin abrir. Compraron una marca nueva de pan y a nadie de mi familia le había gustado, en ese momento fantaseaba con poder acercarme y tomar una rebanada, ponerla en la tostadora y tener cerca ese aroma tan característico del pan tostado, untado con dulce de leche o mermelada... ¿de frutilla o durazno? Me acerqué a la heladera y a...

Los sueños no se deportan: Diego

Diego tenía diez años cuando su papá le dijo que cruzarían a Estados Unidos. No era solo para ellos, era por la abuela, que estaba enferma de cáncer. En su pueblo no había buenos médicos, y él soñaba con ser doctor para salvarla. Pero para eso, primero tenían que llegar a un lugar donde pudiera estudiar, donde el futuro no se sintiera tan imposible.  El viaje fue difícil. Caminaron de noche, escondidos entre la maleza, con el estómago vacío y los ojos llenos de miedo. Pero Diego no dejaba que el miedo le ganara. Cerraba los ojos y se imaginaba con un guardapolvo blanco, atendiendo a su abuela en una gran clínica. Una madrugada, mientras descansaban bajo un árbol seco, unos hombres se les acercaron. Querían dinero. Querían todo. Su papá lo protegió, pero lo golpearon y le clavaron un cuchillo en el costado. Diego gritó y lloró, tratando de detener la sangre con sus manos pequeñas. —Corre, hijo… —susurró su padre con la poca fuerza que le quedaba. Pero Mateo no quería dejarlo. Se q...