Hace un año terminé el Profesorado en Educación Inicial y esta era mi primera
vez trabajando en un jardín de infantes. Ya había hecho mis prácticas en esa
escuela por la que le tenía cierto cariño y no fue difícil el adaptarme, ya
conocía las instalaciones, a las demás docentes, a la directora. Me asignaron un
grupo de quince niños de "salita de cinco" o preescolar junto con la "seño
Carolina". Ambas trabajaríamos para prepararlos lo máximo posible para que el
próximo año entren a la primaria teniendo ya ciertos conocimientos, de esta
manera, no les sería difícil el acostumbrarse a una nueva forma de estudio o con
más contenidos. 
  El primer día fue tan hermoso como lo imaginé desde que decidí dedicarme a la
  docencia, los niños, al igual que en las prácticas, estaban entusiasmados,
  nerviosos, con muchas ganas de jugar, correr, saltar y ver todos los
  materiales de estudio y juego que había a su alrededor. Les dimos unos minutos
  para que pudieran observar el ambiente, elegir dónde sentarse, dejar sus
  mochilas... y luego nos presentamos. La seño Carolina era mucho mayor que yo,
  por lo que sentí un cierto alivio ya que tendría a quién recurrir en caso de
  que haya algún problema que no pudiera resolver por mi falta de experiencia.
  De las dos, ella era la figura que mostraba autoridad en aquellas cuatro
  paredes, luego en los recreos se reía al decirme: "no sabés cómo me cuesta
  mantenerme seria, cada cosa dicen, te juro, Lucía, yo me río por dentro,
  ¿parezco muy mala, no? es que a veces tengo que hacerme la enojada porque si
  no, no te prestan atención". 
  Cuando los niños tenían un tiempo para descansar o una actividad de dibujo
  libre ellos solían hacerme dibujos a mí, con sus letras inmensas y algunas al
  revés intentaban lo más que podían escribir "seño Lucía". Mi casa se estaba
  convirtiendo en una colección de dibujos de flores, corazones, autos,
  árboles... 
  En el aula cada niño tenía una personalidad y un comportamiento diferente, era
  un grupo muy diverso. Si bien a mí en lo personal no me gusta etiquetar a los
  niños y recordarlos por cómo se comportan, mi compañera, quien los conocía
  desde que tenían tres años, solía presentármelos no solo por el nombre. Estaba
  el inquieto, el muy tranquilo, el que habla mucho, el que no dice una sola
  palabra, el que obedece y el que hace lo que quiere, el que pelea, el que
  busca ser amigo de todos... 
  Los varones solían jugar entre ellos y rara vez se acercaban a hablarme o a
  darme un dibujo, en cambio, las niñas me veían como una compañera más, o como
  una figura materna, en varias ocasiones me decían "mamá" sin darse cuenta.
  Siempre estaban a mi lado pidiéndome que las peine, que las ayude con
  determinado dibujo, a escribir una letra... algo que jamás hacían con la seño
  Carolina. En el Profesorado, sobretodo en las prácticas, nos habían repetido
  hasta el cansancio que no éramos niñeras ni madres de nuestros alumnos, que
  nos estábamos preparando para educar a los niños, pero ya en el aula se me
  hacía muy difícil dejar el lado emocional de lado. Tatiana era una niña que me
  inspiraba mucha ternura, me convidaba de su comida, me hacía cientos de
  dibujos al día, me abrazaba... La seño Carolina solía decirme a menudo que no
  la consintiera tanto ya que después cuando tenía confianza hacía lo que
  quería, ella era una niña que "necesitaba límites constantemente". Sí
  solía pelearse con alguna de sus compañeras algunas veces, pero nada que fuera
  muy preocupante. 
  Cabe resaltar que los niños iban a jornada completa, por lo que pasaban muchas
  horas en la escuela, en uno de los recreos mientras cuidábamos que los niños
  no se lastimaran o no corrieran, Carolina se acercó a ofrecerme un mate, lo
  acepté y ella suspiró al ver que los niños estaban jugando de forma tranquila,
  diciendo: "ojalá siempre fueran así". Empezó a relatarme algunas cosas de cada
  niño que yo desconocía, incluso que en varias ocasiones habían citado a los
  padres de Tatiana por su mal comportamiento y por ser "agresiva". Me
  sorprendió ya que nunca había visto una actitud así pero ella la conocía más
  así que solo decidí escucharla. 
  Parecía que sus padres discutían muy a menudo en frente de ella y la pequeña,
  obviamente, repetía lo que veía y escuchaba. 
  Lo único que me dejaba pensando al final del día sobre Tatiana era la tristeza
  con la que volvía a casa, mientras todos los demás niños corrían hacia la
  salida, ella quería quedarse y una situación en particular donde le pregunté
  por qué no quería jugar también con los varones, su respuesta fue:
  "porque son malos, los varones son malos y te pegan", no había visto
  que la agredieran y la seño Carolina al escuchar eso respondió riendo:
  "si vos sos la que buscás pelear".
  Pensé todavía más en esta niña cuando la cuarentena llegó a nuestras
    vidas. 
  Los dibujos no se siguieron acumulando, no tenía a ninguna niña para peinar ni
  tenía que corregir las letras que estaban mal escritas o los números al
  revés... extrañaba mi escuela, mi trabajo, a mis niños. 
  Se decidió que se armaría un grupo en WhatsApp con las madres y padres
  de los niños para enviarles alguna actividad. Comencé a preparar algunas
  consignas similares a las que se hacían en las clases presenciales, incluyendo
  los dibujos libres. Una actividad que me pareció importante para que puedan
  expresar sus sentimientos fue
  dibujar cómo estaban pasando estos días en casa. 
  Todo lo que estaba en esas hojas era lo que estaban viviendo, algunos
  dibujaban galletas y escribían: "hoy cociné", otros dibujaban simplemente
  casas, algunos incluso "el virus" en forma de monstruo,
  cada niño estaba viviendo la cuarentena de forma diferente y saber cómo
  estaban, aunque sea a través de una foto me hacía sentir más cerca de ellos,
  muchos estaban enojados con "el virus malo" y lo manifestaban muy bien en la
  hoja. Casi todos los padres habían mandado la actividad del día. Mi
  preocupación era Tatiana, ninguno de sus progenitores se había puesto en
  contacto conmigo hasta ese día que la madre decidió mandar el dibujo que había
  hecho la niña.
  Mamá de Tatiana: Hola seño Lucía, disculpe que no le haya mandado las
      actividades anteriores, me andaba mal el celular y con mis demás hijos me
      era imposible, no me daban los tiempos, le envío una foto del dibujo de
      Tatiana, disculpe la calidad, no saca buenas fotos, espero la próxima
      consigna, que esté bien. Saludos.
  Por fin tenía noticias de Tatiana, me alegró saber que al menos había hecho
  una de las tareas que había mandado. La tranquilidad de saber que estaba bien
  me duró poco. Descargué la foto y vi que había dibujado a su familia,
  algo muy común en niños y sobretodo, porque estaban todo el día con sus
  familiares, pero no había que ser especialista en nada para saber que algo
  no estaba bien. 
  Con un trazo fuerte había dibujado una figura masculina y una femenina, ambas
  con garras en vez de dedos, la mujer, que pude distinguir porque solía
  dibujarla con un vestido estaba con la cara triste y tenía lágrimas, el
  hombre, con rostro enojado, parecía estar gritando. La representación de ella
  era la de una niña pequeña en un rincón de la hoja, apenas visible, a
  pesar de la mala calidad pude ver que intentó escribir: "yo", "mamá", "papá"
  arriba de cada figura. Claramente estaba pasando la cuarentena en un hogar en
  donde la violencia era el pan de cada día. 
  Como de costumbre, debía de mandarles un sticker por WhatsApp o un
  audio para decir que el dibujo estaba muy lindo, pero no podía presionar el
  botón para mandar el mensaje de voz para decir que estaba hermoso... era
  espantoso, y no su dibujo sino la situación. 
Le escribí a mi compañera Carolina. 
  Carolina: Mirá Lucía, te recomiendo que solo corrijas como a los demás
      chicos, las veces que quisimos intervenir no pudimos hacer nada, los
      padres se llevan pésimo y por lo visto ni piensan en el divorcio, no les
      importa el bienestar de sus hijos. Un desastre esa familia, pero bueno,
      es lo que le tocó. 
  Yo: No puedo simplemente felicitarla por su actividad, tratá de
      entenderme, por favor, algo tenemos que hacer, la conocés hace más años
      que yo, no sé qué está pasando en su casa pero dudo que sea un buen
      ambiente para ella.
  Carolina: Te comento un poco para que veas que es complejo esto, lleva
      años esta situación, Tatiana varias veces llegó con golpes y dijo que solo
      quería defender a su mamá y que por eso la habían castigado, el padre es
      un alcohólico que desaparece por meses pero cuando vuelve, está peor que
      nunca, por lo que veo en la foto la cuarentena la pasa con él también,
      quisimos hacer algo al respecto pero al momento de preguntarle con la
      directora o una asistente social ella solo decía que se cayó jugando, es
      complicado, no hay pruebas de nada,
        lo mejor es dejar esto de lado y esperemos se solucione pronto. No
        podemos estar en todas. Tenés que entender eso, pero te falta
        experiencia, ja.
  ¿Se solucione pronto? ¿así nada más? Ella necesitaba ayuda,
    ¿acaso tener experiencia iba a hacer que la niñez me sea indiferente?
  Los informes de su conducta "agresiva" no eran tomados en cuenta, sus dibujos
  mucho menos, y ella parecía tener terror de contar lo que sucedía en su hogar.
  ¿Y cómo hacerlo si siempre le recordaban que era
  problemática y agresiva? En un momento de desesperación contaba lo
  sucedido pero luego, se retractaba. 
  Le respondí a su mamá diciéndole que debía hablar con la niña por llamada o
  videollamada, que era algo que hacía con todos los alumnos. Una completa
  mentira. Ella repitió que su celular andaba mal pero fue tanta mi insistencia
  que aceptó. 
  -¡Seño! ¿me ves bien? -su vocesita me trajo a la mente los pocos días de
  clases que habíamos compartido, su dibujo, lo que me habían dicho sobre ella,
  todo en unos segundos.
  Era su compañera, su amiga, su confidente, me había confesado que sí le había
  pegado a su compañero Matías porque le había estirado del pelo y ella no iba a
  dejar que nadie le pegara, porque era fuerte, más que su mamá. 
  Me estaba olvidando de todo lo que había estudiado por años y fui su mejor
  amiga los siete minutos de videollamada, en voz baja me contó lo que sucedía.
  Golpes, insultos, violencia... 
  -Mirá seño, mi papá me pegó aca -me dijo mostrándome su brazo acercándolo a la
  cámara- no hables fuerte porque se va a despertar, no saben que sigo con el
  celu -dijo entre risitas nerviosas- tampoco le digas a nadie, la seño Carolina
  dijo que le daba muchos dolores de cabeza y después me llevó con la directora,
  pero no dije nada porque seguro me iba a retar también. 
  Terminé cambiándole de tema rotundamente al ver que su madre se asomaba
  diciéndole que su actividad estaba muy bien pero que debía de practicar las
  letras porque en la primaria iba a tener que estudiar más y en algunas se
  seguía equivocando, le pedí que escribiera varias veces la letra "E" que solía
  hacerla al revés y saludando a su mamá corté la videollamada. 

Te felicito
ResponderEliminarQue historia Dios mio😢😢...Que gran maestra 😇
ResponderEliminarFaltan más docentes como vos! YO FUI TATIANA!ahora tengo 44 años y por suerte pude hacer terapia de adulta y puedo tener una familia sin violencia.
ResponderEliminarOjala hayas más personas y seños como vos. Te felicito. Y gracias por ayudarla.
ResponderEliminargracias a dios existen personas como usted¡¡bendiciones y q esa niña sea rescatada y q este bien..amen
ResponderEliminarQue triste :(
ResponderEliminarQue ha pasado con la niña :( ojalá todo este mejor.
ResponderEliminarEres muy valiente como docente se que después de la denuncia que realizaste se te va a complicar la situación porque es u proceso, pero sé que vas a lograr afrontar con mucha más valentia Dios te bendiga y te de mucha fuerza....
ResponderEliminarEstoy el la piel de esa nena,yo lo viví ...me entristece que estoy siga pasando��. Hiciste muy bien Dios te bendiga
ResponderEliminarOjalá muchas o todas las "seño", fueran asi,y no dejar pasar estas situacones.
ResponderEliminarLas seños cmo vos hacen la diferencia y salvan/cambian vidas. Las otras se lavan las manos...Te felicito
ResponderEliminarte felicito!!! ojalá todas las maestras y personas actúen aai! por más empatía!! por favor.. por la niñez que tanto sufre!!
ResponderEliminarCrecer en un ambiente de violencia es horrible generalmente el niño se siente culpable al acusar a sus familiares y tambien tiene miedo de que esto genere más violencia, en realidad uno es pequeño y se siente desprotegido y dolido porque sabe que, quien se supone que debe amarlo y protegerlo, es quien le daña más!!! Y no hay modo de escapar,es una mezcla de miedo dolor e impotencia!! Que te hace desear estar muerto!! Yo fui Tatiana
ResponderEliminarAjimo
ResponderEliminarTe felicito y admiro! Vemos esto a diario en nuestra profesión, docentes que le da igual y directivos que no nos apoyan. Te aplaudo de pie seguramente te convertirse en su héroe si esto le cambió la vida.
ResponderEliminarCreo que esta situación actual ha causado mucho más estrés que solo estar encerrados, que hay de aquellos que solo tenían un poco de paz fuera de casa(cárcel para ellos) solo nos enfocamos en cuidarnos para no sufrido de covid y quienes en su encierro furieron de abuso 😣..
ResponderEliminarWow, es impresionante el sufrimiento por el que pasan muchos niños, no es justo ����
ResponderEliminarMica te envio un abrazo
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