Lejos quedó el álbum familiar y fotos chistosas que solo eran compartidas entre amigos y familiares, la privacidad de muchos niños es casi inexistente, el problema no está en las redes sociales sino en el uso que le damos a ellas. ¿De qué sirve cuidar a los niños de los peligros de Internet si somos los primeros en exponerlos ante miles de personas?
Hace unos meses salía el reto de tirarle un pedazo de queso en la cara a los bebés, y todos subían sus videos con el hashtag. Hace apenas unos minutos en un grupo vi como todos se divertían del llanto de una pequeña de dos años, en donde el padre fingía llamar a la policía por su mal comportamiento, luego una filmación de un niño que no podía realizar la tarea y entre carcajadas era filmado para después ser compartido entre millones de personas, y para completar mi día llego a otro video donde una pequeña insiste en no querer ir a la escuela, en vez de preguntarle el motivo -que puede ir más allá del aburrimiento en clases- toman el celular para filmar sus excusas y reírse de ellas.
¿No sabés cómo ganar dinero y popularidad? ¿tu vida es demasiado aburrida? la solución para muchos está en tener siempre listo el celular y la cámara encendida por si justo el niño se cae, o dice alguna grosería, o se enfada, o llora. Se puede tener la certeza de que tu video va a ser viral en poco tiempo, pero, ¿a cambio de qué? de la seguridad, confianza, privacidad y autoestima de los menores que pasan a ser la burla de todos. No hay palabras que definan mejor esta nueva tendencia de "niños influencers" que padres infantiles e irresponsables.
Está el famoso caso del canal de YouTube de unos padres que maltrataban a sus hijos simplemente para filmar su reacción, generando peleas entre los hermanos, recibiendo gritos y malos tratos y después excusándose de que era una simple broma, llenándolos de frustración y baja autoestima.
Los invito a que se pongan en el lugar de alguno de esos niños, que de un día para el otro pasaron a ser un chiste, ¿qué les dirán en la escuela? ¿los reconocerán en las calles? ¿qué sentirán al ver su video una y otra vez en todas las cuentas de todas las redes sociales? Algunos, como explicaba antes, son apenas unos bebés y no logran entenderlo, pero aquellos que sí lo hacen, ¿qué pensarán?
Claro está, cuanto mayor sea la humillación, mayor es el éxito, pero tengamos en cuenta de que lo que hoy parece divertido, quizás en unos años no lo sea para ellos y el daño ya está hecho, ya que borrar algo de Internet es prácticamente imposible. Pongamos fin a esta tendencia de ridiculizar a los niños.
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