Cuando le contamos un problema que tenemos a un amigo, familiar, solemos escuchar mucho esa frase: "hay personas que la están pasando peor". Y no digo que no tenga razón, de hecho está en lo cierto, si estamos pasando por una enfermedad siempre habrá alguien más enfermo que nosotros, si tenemos problemas económicos en algún lugar del mundo alguien puede llevar días enteros sin comer... pero, ¿el que otras personas estén en situaciones más difíciles disminuye nuestro dolor? ¿cómo debe de consolarme el dolor ajeno?
Sí, sé perfectamente que hay personas muriendo en los hospitales, en las guerras, y aunque mi dolor pueda sonar insignificante no lo es, porque duele de todas formas. Sería una ridiculez no poder expresar nuestras emociones porque comparamos nuestro sufrimiento con el del otro. Incluso pasando por la misma situación no es lo mismo, porque cada persona es diferente y lo afronta de maneras distintas.
Nos hacen creer que no tenemos derecho a sentirnos tristes y cuando esa frase llega a nosotros además de no consolarnos en lo absoluto nos hace sentir egoístas y desagradecidos. Se habla de la importancia de desahogarnos y a la hora de hacerlo nos mandan a guardar nuestras emociones.
Muchas veces se dice esta frase con el fin de ayudar pero pocos se ponen a analizarla antes de decirla, y es justamente la falta de empatía, el no saber ponerse en el lugar del otro. Se entiende que su fin es decirle a la persona que tiene motivos para estar alegre, pero no se puede estar todo el tiempo feliz y sonriendo, somos seres humanos y tenemos sentimientos, sentir tristeza, bronca, es completamente normal y sano, lo que no es sano es guardarse esas emociones. Hay mil maneras de hacerle sentir a esa persona que no está sola y que tiene mucho por lo que salir adelante, y no es precisamente describiendo los dolores ajenos. Con decirle que cuenta con tu apoyo, que vas a estar si lo necesita, que estás para escuchar todo lo que tenga que decir es suficiente.
Es sumamente importante respetar el dolor ajeno, no hacerle sentir culpable a la gente por no estar alegre todos los días, porque al fin y al cabo, la vida es eso, momentos alegres y otros no tanto.
Muchos dirán que no sirve de nada quejarse pero para mí sí, porque nos sacamos la bronca de adentro. Enojarte con la vida a veces, quejarte, estar triste, llorar, no te hace débil ni desagradecido, te hace humano.
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