Sabrina es una niña sorda de nueve años, cuando tenía cinco años, antes de entrar a la primaria, le pusieron el implante coclear en uno de sus oídos para que pueda ir a una escuela convencional con niños oyentes, acompañada con terapias y diferentes profesionales para tener una estimulación temprana, pudo de a poco acostumbrarse a escuchar. Pero lejos de agradarle los sonidos, los detestaba. A diario manifestaba su molestia y el dolor de cabeza que le proporcionaba pero no había otra opción para ella, en la escuela estaba obligada a hablar. Aprendió a leer los labios, pero a pesar de las terapias, su lenguaje no avanzaba, apenas podía repetir algunas palabras, todo lo que quería decir lo hacía con sus manos, con señas que inventaba. Luego de unos años decidieron que lo mejor era que fuera a una escuela especial en donde la forma de comunicación sea la LSA (Lengua de Señas Argentina). Así llegó Sabrina a nuestra escuela. Como docente fue un desafío debido a que se comunicaba con ge...